jueves, 22 de febrero de 2018

¿Obsesión con la Corrupción?


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Una obsesión es una idea fija o recurrente que condiciona una determinada actitud. Y cuando esa recurrencia es crónica puede catalogarse como patológica. En ese sentido, creo que debería buscar ayuda médica para determinar si estoy gravemente enfermo: tengo un transtorno obsesivo que me genera siempre actitudes de rechazo y desconfianza ante cualquier atisbo de corrupción. Y debe ser algo difícil de corregir, pues el adjetivo corrupto es muy amplio y difuso, lo que para mi es corrupción, para otros es simplemente consecuencia de la dinámica cotidiana de poderes, acuerdos, decisiones y acciones. Esa es una de mis entropyas, una tara que me acompaña desde muy niño y la synergya está en el conocimiento, que sólo se alcanza con educación permamente, con lectura diaria y todo el tiempo cuestionando... y de vez en cuando escribiendo...

Por eso he buscado desde hace mucho tiempo sobre teorías de la corrupción. Y, dentro de mis hallazgos, me gusta una definición del profesor Petrus van Duyne:
Corruption is an improbity or decay in the decision-making process in which a decision-maker consents to deviate or demands deviation from the criterion which should rule his or her decision-making, in exchange for a reward or for the promise or expectation of a reward, while these motives influencing his or her decision-making cannot be part of the justification of the decision.
"La corrupción es una impropiedad o decadencia en el proceso de toma de decisiones, en el que un responsable de tomar decisiones consiente desviar o exige desviarse del criterio que debe regir la toma de decisiones, a cambio de una recompensa o de la promesa o expectativa de una recompensa, mientras que estos motivos que influyen en la toma de decisiones no pueden ser parte de la justificación de la decision."
Ésta definición es aplicable a diversos contextos, incluso el diario vivir, como iniciar conversación con un amigo o conocido para "colarse en la fila". La definición es bastante citada, aparece en varios de los documentos que encontré sobre el tema. Por ejemplo, hay un sitio muy interesante en Europa, el dominio del sitio es "corruptie" que significa corrupción en holandés. El sitio tiene diferentes vistas, perspectivas o matices de la corrupción y cubre un tema más amplio, la deshonestidad.

La literatura mundial muestra que, en materia de corrupción, el mundo no es a blanco y negro. En cambio, hay una extensa gama de colores, o al menos hay una escala de grises. Y eso incrementa la complejidad del problema, pues hay quienes consideran que la corrupción blanca es aceptable y necesaria, que la escala de grises es relativa al contexto y que sólo el negro es reprochable. (En Colombia segúramente hay quienes homologan el color del partido político con la corrupción, de manera que la corrupción liberal es roja y la conservadora azul, pero se tolera porque la institucionalidad prima sobre las personas). Al respecto, es interesante el artículo titulado Los Colores de la Corrupción, que resume en parte los planteamientos del profesor Heidenheimer, la máxima autoridad en la teoría que afirma la existencia de corrupción blanca, gris y negra. Sobre éste trabajo hay un desarrollo amplio en idioma español en una revisión de literatura de la Universidad Carlos III de Madrid.

En Colombia, el profesor Camilo Cárdenas, de la Universidad de Los Andes, es una de las personas que ha estudiado el tema. Por ejemplo, participó en un estudio sobre la trampa (cheat en inglés), realizado en dieciseis (16) países. En el estudio se experimenta con el comportamiento de las personas y se evalúa su grado de honestidad, algo que difiere e innova respecto a las metodologías tradicionales donde se usan únicamente encuestas de percepción. Éste profesor es, también, coautor de un documento reciente del Centro de Estudios Jurídicos y Sociales DeJusticia, titulado "Academia y Ciudadanía - Profesores universitarios cumpliendo y violando normas", estudio que resalta la importancia de la ética en la academia, pues los estudiantes aprenden con el ejemplo y corremos el riesgo de perpetuar la corrupción desde la educación.

Otro documento de DeJusticia, también reciente, se titula "Sobre la corrupción en Colombia: Marco Conceptual, Diagnóstico y Propuestas de Política". El documento tiene una detallada revisión de literatura científica y gubernamental sobre qué es corrupción, las formas, causas y posibles alternativas para enfrentarla. Jorge Iván Cuervo resume éste documento en su columna de El Espectador al plantear que hay cuatro (4) causas para la corrupción y por tanto cuatro (4) caminos a seguir para combatirla:

  1. Falta de consenso (Estado y Academia) sobre qué és corrupción: Por ejemplo, hay procuradores, fiscales, contralores y jueces que juzgan según los colores de su espectro corrupto.
  2. Falta de instrumentos confiables para medir la corrupción: La falta de visibilidad en la información pública, sin ignorar los esfuerzos de MinTIC en sus programas de Gobierno en Línea, Datos Abiertos y Gobierno Electrónico.
  3. Falta de capacidad institucional par sancionar: Posiblemente derivada de las dos anteriores, además de otras cuasas directas y situaciones asociadas.
  4. Falta de voluntad política para reformar el Estado: Definitívamente, un Congreso (senadores y representantes a la cámara) líder en corrupción que no legisla para el país sino para sus propios intereses o los de sus amigos.

Otra línea de pensamiento sobre la corrupción aborda los aspectos culturales, sociales y educativos, planteando que es complejo de reducir la corrupción en el contexto de un país como Colombia, donde se ha popularizado la idea de que todo vale. Sobre éste tópico específico hay un artículo del año 2011 del profesor Antanas Mockus, titulado "Divorcio entre Ley Moral y Cultura" y en Youtube hay muchos videos interesantes, por ejemplo estos tres: "La cultura del atajo", "Mañas" y "Ahí estamos pintados". También hay un artículo de la fundación Corpovisionarios donde se relacionan los problemas de corrupción con "pequeñas" cosas como la trampa. El artículo se titula "Si quiere acabar con la corrupción acabe con la trampa" y apunta al mismo tema, la educación: se requiere una educación rigurosa, pues las personas se han acostumbrado a los títulos sin nada de fondo, la educación como un maquillaje.

La discusión de Mockus se aleja mucho de la norma y camina hacia los principios, que resulta un tópico aún más abstracto y complicado. Los recursos audiovisuales pueden ayudar un poco con lo abstracto y complejo. Y sobre los principios hay varias películas recomendadas, aquí un par basadas en casos de la vida real: La primera se titula "Nothing But the Truth", es sobre el periodismo y sus fuentes. En un fragmento, al final de la película, aparece la frase "con las grandes personas no hay diferencia entre los principios y la persona". La segunda se titula "Concussion", traducida como "La Verdad Oculta". Es la adaptación al cine de la historia del Médico Bennet Omalu, quien descubre problemas cerebrales derivados de los golpes en futbol americano. En ambas películas se plantea la importancia de los valores como algo personal e individual y que respetar eso es clave para construir una sociedad más transparente. Lo que idealmente se espera es que los poderosos se destaquen por valores firmes y consistentes, que inspiren a la sociedad, aunque la dura realidad es muy diferente, la dura realidad es que el vivo vive del bobo.

En ese marco de la cultura, la sociedad y la educación, el silencio es un anti valor particular que propicia la corrupción. La gente es dueña de lo que calla y esclava de lo que dice (atribuido a Freud) y con la corrupción la gente prefiere callar. En la actualidad el auge de los medios y las TIC ha generado crisis permanentes en los periodistas. Aunque son ellos quienes deben investigar y denunciar como cuarto poder en la sociedad, callan y, peor aún, desinforman. Por eso Jorge Ramos, ganador del Premio de Periodismo Gabriel García Marquez, dijo en su discurso "no estamos en el negocio de quedarnos callados. El silencio es cómplice. Por eso, por favor, desobedezcan". El silencio en Colombia debe acabarse, en las grandes cosas y en las pequeñeces. Como dice una columnista del periódico El Espectador: "Es el silencio simplón, no de un gran secreto o de un gran complot, sino de un pequeño error, de una pequeña corrupción, lo que nos tiene atrapados en una mediocridad que ni nos acaba, ni nos levanta". Lo malo es que en Colombia y el mundo asesinan, desaparecen, anulan a los periodistas y, en general,  a las personas de la sociedad civíl que incursionan como activistas contra la corrupción, o simplemente contra quienes dicen la verdad, contra quienes denuncian.

Curiosamente el lunes comencé a escribir ésta entrada. El martes consulté en el sitio web de Transparencia Internacional por su informe anual de percepción de corrupción y, justo ayer, apareció el informe para el año anterior, 2017. El informe no es nada bueno para Colombia. Desde 1995 el Ranking Mundial de Percepción de Corrupción muestra que Colombia ha hecho intentos pero no mejora, sigue siendo un país estancado en la corrupción. Algunos dirán que es una percepción y que los medios de comunicación amplían los escándalos, afectando la percepción. Sin embargo, al revisar en detalle los informes es claro que la corrupción es una realidad y que debe hacerse algo. Hice un rápido análisis del ranking de Colombia desde 1995 hasta 2017: calculé en cada año el porcentaje relativo de Colombia según su ranking respecto del total de países, para poder comparar fácilmente el desempeño de cada año, como aparece en la siguiente gráfica.

Elaboración Propia


Después de haber logrado escribir hasta aquí, citando algunas de las muchas referencias que tengo sobre corrupción, creo que no estoy enfermo, creo que no es una obsesión. Así que seguiré leyendo y escribiendo al respecto. Quien diga que es una fijación obsesiva posiblemente sufra de una disonancia cognitiva, como lo plantea un artículo del profesor Moises Wasserman. Y tendré que responderle que no se trata de juzgar como bueno o malo, no se trata de hacer leyes y hacerlas respetar, se trata de dialogar, deliberar críticamente. Esa es la propuesta ética sugerida por el profesor de Harvard Michael Sandel, según la última columna del Rector de la Universidad del Rosario Jose Manuel Restrepo, titulada Educar Phronimos: remedio contra la corrupción. Pero para pensar se requiere leer, leer mucho y leer todas las perspectivas, se requiere hablar y escuchar, se requiere controvertir y conciliar. Hacer eso cuesta tiempo y hoy el mundo corre acelerádamente y la gente ha decidido correr con ese mundo, correr porque lo que interesan son las marcas, (record), los indicadores, los ranking... Es la triste realidad de una sociedad que le confió su vida al mercado.

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